Yo nunca había tenido animales en casa, pues mis padres no nos habían dejado. Tan solo peces y pájaros cuando éramos pequeñas. Desde el principio pensaba que no me iba a gustar tener un gato viviendo con nosotros, soltando pelo por todas partes, maullando todo el día... Pero nada más lejos de la realidad. Nunca me he arrepentido de traer a Dora -así se llama mi gata-. Desde el primer instante me enamoré de ella y de todo lo que conlleva tenerla en casa.
La idea que tenía acerca de lo que supondría tener un animal cambió por completo a los pocos días de vivir con Dora. Me olvidé de lo negativo, como que deja pelo ahí por donde pasa, y empecé a disfrutar de las cosas positivas, que bajo mi punto de vista son muchas más. Siempre nos recibe con alegría cuando llegamos de la calle y esté donde esté, viene pidiendo mimos. A mí, ahora que estoy sin trabajar y paso más tiempo en casa, me hace muchísima compañía. Le gusta seguirme y allí donde yo voy, ella me acompaña. Cuando me siento un rato en el sofá siempre se tumba a dormir encima de mis piernas. Me encanta que se acurruque conmigo. Es una gata bastante torpe y siempre nos hace reír con sus peripecias. Una de las cosas que más le gusta hacer es jugar a pillar, sobre todo con mi pareja. Se persiguen por toda la casa y yo me río mucho viéndoles.

Me encanta esta entrada que has escrito! Es preciosa! Y sí, dicen que los gatos ayudan mucho, y en las depresiones sobre todo. En mi caso deseo un perrito :) Y sinceramente prefiero en infinitas ocasiones animales a personas. Musu!
ResponderEliminarGracias Irish!! Cierto es que los animales, siempre fieles, siempre ahí, superan a muchas personas. Besos!
EliminarAunque sigo queriendo un perro, yo tambien quiero mucho a la gordita es la alegria de la casa! Me encanta
ResponderEliminarCierto!!! ♥♥
Eliminarque bonito
ResponderEliminarGracias Eva!! Muuaaa
Eliminar