domingo, 12 de mayo de 2013

Ley Wert para educar... ¿o segregar?

El pasado 10 de mayo el Consejo de Ministros tenía previsto aprobar una reforma educativa pero los ciudadanos, descontentos con las pretensiones de la nueva norma, no van a acceder tan fácilmente. Profesores, padres y alumnos se han puesto de acuerdo y han salido a la calle para manifestarse en contra de la llamada "ley Wert". Por el momento la ratificación de la polémica reforma ha sido paralizada. Según el Gobierno, porque "faltan por cerrar algunos aspectos" y según los manifestantes, gracias a la presión social que han ejercido.

Viendo los cambios que se avecinan da la sensación de que la principal aspiración del señor Wert es aumentar al máximo el dominio que ya ejerce el Gobierno en el sistema educativo, eliminando casi por completo la capacidad de decisión de cada centro. En resumen, controlar asignaturas, profesores, exámenes y todo lo relacionado con la enseñanza. Algunas de las nuevas medidas que componen la "ley Wert" dan auténtico miedo. Las que me parecen más polémicas son:

  • El Ministerio de Educación fijará los contenidos y horas lectivas de las asignaturas, equiparando la Religión al resto de materias troncales. Este último punto por petición de la Conferencia Episcopal. Es increíble que esto suceda en un estado aconfesional. Aunque al menos podemos dar gracias a que no será obligatorio cursar Religión.

  • El Estado elegirá a los directores de los centros, que a su vez tendrán potestad para contratar o despedir a los profesores. Como consecuencia el Consejo Escolar pasará a tener un papel meramente informativo y los padres no tendrán ningún poder de decisión en la educación de sus hijos.   

  • En algunas materias específicas como el inglés, los aspirantes a profesor no tendrán que realizar oposiciones, serán seleccionados por el director. Me entra la duda de si contratarán a quien realmente esté mejor preparado o a quien más le guste o mejor le caiga al jefe.

  • El Ministerio de Educación realizará exámenes al finalizar cada nivel educativo y será obligatorio publicar los resultados. Serán tres pruebas, al terminar Primaria, Secundaria y Bachillerato, que los alumnos deberán aprobar para seguir estudiando. Los centros tendrán que hacer públicos los resultados teniendo en cuenta "los factores socioeconómicos y socioculturales" de los estudiantes. Esto solo puede llevar a que los responsables de los colegios se preocupen más por competir con el de al lado que por formar correctamente a los jóvenes.
  
Da la impresión de que en vez de avanzar hacia el futuro quieren que volvamos a la educación del siglo pasado, cuando los niños y las niñas iban al colegio separados y se hacían grupos según las características socioeconómicas de los alumnos. Esta reforma educativa nos lleva más a cómo estudiaban nuestros padres y abuelos que a cómo deberían hacerlo nuestros hijos. Son muchas las personas que se han posicionado en contra de la "ley Wert" porque creen que busca controlar los colegios y que se limiten a cumplir órdenes. Frente a un rechazo tan amplio el Ministerio no puede hacer oídos sordos, o al menos, no debería.


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