domingo, 2 de junio de 2013

¿Se puede confiar en los bancos?

Miles de personas se han visto afectadas por la estafa de las preferentes, llevada a cabo por varias entidades bancarias en España, como Bankia, Caixabank o Caixa Galicia. A mucha de esa gente, la mayoría de edad avanzada, le colocaron este producto como si fuera un plazo fijo, todo ventajas y ningún tipo de riesgo, algo a lo que, lógicamente, muchos accedieron. Pero todo era mentira, ya que en realidad se trata de una especie de acciones que dan rentabilidad únicamente si la entidad emisora obtiene beneficios. En caso de tener pérdidas, los clientes no pueden recuperar su dinero porque, al ser un producto sin fecha de vencimiento, el banco no está obligado a devolverlo. 

Responsables de las entidades alegan que toda la información estaba explicada en la letra pequeña de los contratos, la famosa letra pequeña que casi nadie lee -o mejor dicho leía, visto lo visto-. De eso se valieron, de la confianza de sus clientes, para darles gato por liebre, incluso hay casos de gente a la que falsificaron la firma sin informarles de nada. Eso es algo muy vil. Imagino la desolación de todas esas personas al darse cuenta del engaño, al ver que les había timado la persona en la que llevaban años confiando. Eso aún duele más. ¿Cómo iban a pensar que esa persona que les trataba tan amablemente y les atendía siempre con la mejor de sus sonrisas estaba en realidad robándoles? Menudo disgusto y qué gran decepción.


Si nos paramos a pensarlo bien, ni ahora ni nunca un empleado de banca ha podido mirar más por el beneficio de los clientes que por el de la empresa en la que trabaja. De ser así, las entidades financieras se irían a la ruina al no tener beneficio alguno. Ya tenemos que tragar con todo tipo de comisiones e intereses por realizar transferencias, utilizar tarjetas, etcétera, pero no conformes con eso, algunos bancos optan por adueñarse del dinero de sus propios clientes, dejando a muchos de ellos en la ruina total. Es muy triste ver que existen personas a las que les importa muy poco hundir a otra gente con tal de tener sus bolsillos bien llenos. Hay que ser muy sinvergüenza.

Creo que lo que están haciendo últimamente los bancos -no solo las preferentes, sino los abusos y la falta de transparencia- solo consigue que la gente esté descontenta, que pierda la confianza y que solo acuda a ellos para lo estrictamente necesario. Pienso que la finalidad de cualquier empresa, además de vender, debería ser la satisfacción del cliente. En el caso de los bancos, es muy importante que infundan confianza ya que si la gente se siente insegura va a pensar en sacar los ahorros de las cuentas y guardarlos debajo del colchón, como hacían nuestros abuelos. Quizás ahí estén más seguros.

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