martes, 22 de octubre de 2013

Asesinos en libertad

Hoy ha quedado en libertad la etarra Inés del Río, condenada a casi 4.000 años de prisión por cometer 24 asesinatos. Tan solo ha pasado 26 años recluída. En 2008 la Audiencia Nacional le aplicó la doctrina Parot, que le obligaba a cumplir cada pena de forma individual, una vez finalizada un condena comenzaría otra, y así sucesivamente. Se pretendía así alargar su estancia -y la de otros tantos asesinos- en la cárcel. Pero el Tribunal de Estrasburgo derogó ayer la doctrina, lo que ha permitido que la etarra saliera de la cárcel de forma inmediata. Se ha tenido en cuenta el Código Penal de 1973, por el que fue condenada, y que fija en 30 años el tiempo máximo que alguien puede pasar en prisión. Un insulto para las víctimas y sus familias.

Yo creo que tanto en 1973, como ahora, como dentro de cien años, una persona que mata a sangre fría a 24 personas -o únicamente a una- no debería volver a ver la luz del sol nunca en su vida. Me da igual que sea un terrorista, un violador o alguien que va a robar a un comercio y mata al dependiente. Quien quita la vida a otra persona debería ser recluído para siempre. Mi opinión es muy tajante pero no puedo pensar otra cosa teniendo en cuenta el dolor que estas personas causan de forma totalmente injustificada, aunque algunos de ellos intenten justificar sus acciones.

Sinceramente, no creo en la reinserción de los asesinos, ni siquiera creo que merezcan una segunda oportunidad. Por mucho que se arrepientan y se conviertan en buenísimas personas -cosa que dudo-, la persona a la que han matado no va a volver nunca y las familias de las víctimas van a sufrir toda la vida. ¿Cómo alguien que ha matado puede merecerse comenzar una nueva vida? Me parece indecente que estas personas puedan vivir como si nada hubiera pasado, tener un trabajo, ir al cine, a cenar, celebrar cumpleaños, en definitiva, tener una vida feliz, cuando son los responsables de que sus víctimas no puedan hacer esas mismas cosas.

La culpa de que suceda esto la tienen las leyes de risa que hay en este país. Es vergonzoso que para delitos de sangre se establezcan límites en la penas, que se conmuten las condenas por trabajar o por buen comportamiento, que mientras mujeres, hijos o padres de las víctimas sufren toda la vida, a sus asesinos se les ayude a ser mejores personas, se les mantenga en la cárcel con nuestro dinero, se les intente reintegrar en la sociedad o se les ayude a conseguir un trabajo cuando salen de prisión. La vida es lo más valioso que tenemos y nadie debería poder arrebatarnos eso. Por eso pienso que una persona que mata porque sí no merece nada, sino pasar entre rejas el resto de su vida.

1 comentario:

  1. Cierto es que la justicia es justa pero la aplican los humanos, con lo cual para los allegados a las victimas nunca sera justa, la sentencia sera pequeña y nunca nada compensará su dolor, para el delincuente siempre sera muy severa, injusta y no merecerá tanto castigo
    Ni en la piel de unos ni otros quisiera nunca estar MJ

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