lunes, 27 de mayo de 2013

Pequeños delincuentes

Seis menores han sido detenidos en Castilla-La Mancha por publicar y distribuir un vídeo y varias fotografías de contenido sexual, con dos niñas como protagonistas. Una de esas niñas fue la que grabó y difundió las imágenes, en las que ella misma aparece realizando juegos sexuales con otra menor de cuatro años, a la que decía lo qué tenía que hacer. Como todos los arrestados son menores de catorce años no pueden ser imputados penalmente, así que recibirán un castigo ínfimo, sobre todo la protagonista y principal autora de los hechos que, a mi parecer, ha cometido una aberración.

Esa niña ha abusado de una cría de solo cuatro años y se ha regodeado de ello haciéndolo público, actitud que me parece más que cruel. Pero no irá a la cárcel, ni siquiera a un reformatorio, porque las leyes españolas dicen que los menores de catorce años no cometen delitos. Así de claro, hagan lo que hagan. Dado que la justicia no hará nada es tarea de sus padres tomar las medidas necesarias para, primero, castigarla y segundo, modificar su conducta para que no vuelva a pasar nada parecido. Imagino que a la víctima le es indiferente la edad de la autora de los abusos, por eso alguien que hace semejante barbaridad no debe quedar impune, sea mayor o menor de edad.

Ésto sucede porque las leyes en España son muy blandas, o mejor dicho, no se aplican con suficiente dureza. Muchas veces se imponen las penas mínimas y en casos de delitos menores, las condenas se esfuman por ausencia de antecedentes o se conmutan por multas o trabajos a la comunidad. Algo insignificante para los amigos de lo ajeno, por ejemplo. En general, si alguien sabe que la pena va a ser ridícula, no tendrá inconveniente en seguir delinquiendo. Evidentemente, no se puede juzgar a un menor del mismo modo que a un adulto, pero si no se le sanciona -con castigos acordes a su edad y a la falta realizada- y se trata de corregir su comportamiento, éste va a seguir siendo igual, incluso con el tiempo lo normal es que vaya a peor.

Para evitar que los jóvenes que delinquen se conviertan en futuros maleantes se debería, además de sancionarles, averiguar el por qué de sus actos e intentar cambiarlos. Muchas veces se les da por perdidos y no se hace nada, bien porque no se sabe cómo actuar, bien porque no se quiere. Pero hay que tener claro que el esfuerzo de hoy podría evitar más de un disgusto mañana. Es obvio que educar a un niño no es tarea fácil y mucho menos cuando el menor es conflictivo, por eso tanto padres como profesionales deben compartir la tarea de instruirles desde pequeños y reformar a los que cometen infracciones. Sobre todo es importante intervenir en éste último caso, ya que es poco probable que por propia voluntad enmienden su mala conducta.

2 comentarios:

  1. Tanta tecnologia y al alcanze de todos y con el personal con tan poca formacion y menos cerebro no les acaba de entrar en esas cabezotas que lo que cuelgas en la red circula en segundos por todo el mundo, creo que al final esto va a ser una pandemia para la que de momento no hay vacuna MJ

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    1. Sí, el problema muchas veces es que la gente no piensa las consecuencias antes de actuar. Gracias!

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